Pamplona - Feb 2024

Vulvodinia, no me estoy inventando el dolor

 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7821117/

La vulvodinia es una afección prevalente caracterizada por dolor vulvar persistente, descrito como agudo, ardiente y “como un cuchillo” (Andres et al., 2016). 

Las estimaciones basadas en la población indican que la prevalencia de vulvodinia a lo largo de la vida oscila entre el 10% y el 28% (Harlow & Stewart, 2003). Los costos directos e indirectos de la vulvodinia en Estados Unidos oscilan entre 31 y 72 mil millones de dólares anuales (Xie et al.,  2012 ).A pesar de su prevalencia, carga económica e impacto personal (Xie et al.,  2012 ), la etiología de la vulvodinia sigue siendo desconocida y se considera multifactorial (Bornstein et al.,  2016 ). 

Claramente, la constelación de factores que caracterizan a la vulvodinia sugiere que vías etiológicas biopsicosociales están involucradas en el desarrollo y la persistencia de esta condición. Sin embargo, las conceptualizaciones de la vulvodinia todavía se adhieren en gran medida a una burda distinción dualista, en la que el dolor se considera de naturaleza médica o psicológica. Como reflejo de esto, el tratamiento para la vulvodinia ha incluido principalmente farmacoterapia, cirugía o psicoterapia (Flanagan et al.,  2015). Una revisión sistemática reciente de los tratamientos médicos para la vulvodinia sugiere bajas tasas de éxito en general, y las terapias óptimas siguen siendo difíciles de alcanzar (Klann et al.,  2018 ). 

Teniendo en cuenta esa realidad biopsicosocial, es importante trabajar y proyectar el tratamiento en este sentido. Es vital comprender, que si la sintomatología se expresa de esta manera, mi instinto de supervivencia se va activar para evitar que eso suceda cuando estemos enfrentándonos a estímulos que amplifican la sintomatología. Incrementando de esta manera la angustia, el miedo e incluso la catastrofización. Y por consecuencia todo esto reforzará aún más las sensaciones. 

En este caso, es muy importante distinguir si es una vulvodinia primaria o secundaria. Es decir, si recuerdo a mi persona desde siempre con esta sintomatología, o raíz de una fecha concreta, de una temporada precisa o de un suceso específico se desarrolló la sintomatología.  En función de esto, será más fácil entender de dónde puede surgir toda esta sintomatología y por tanto, el tratamiento será más satisfactorio.

A nivel de la fisioterapia, es importante trabajar desde la confianza, exposición gradual y respetar los límites que dicte el cuerpo. El tejido también tiene memoria, también responde a sentirse o no segura, por lo que la exposición a estímulos que amplifican el dolor de manera exponencial puede ser de ayuda. Trabajar con las sensaciones corporales que se generan, y darles un espacio para que se manifiesten según las necesidades. De esta manera poder volver a crear una relación de confianza hacía la zona, ya que muchas personas que padecen dolor persistente, sienten una especie de despersonalización, disociación, poco control o incluso falta de confianza hacía la zona del cuerpo que duele. 

En este caso, existen diferentes tipos de ejercicios y actividades que podemos hacer para trabajar esa despersonalización. Trabajar con la representación cortical, con la representación motora, coordinación motora, propiocepción etc. 

Si te sientes identificada o quieres probar alguno de estos tratamientos, no dudes en ponerte en contacto con nosotras. La vulvodinia es un dolor real, y hay solución. No te resignes a vivir con ello. Cuidate.

Post de: Nerea Argüelles. Fisioterapeuta. Equipo Pelvia

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